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El icónico club berlinés SchwuZ cierra después de casi 50 años

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Después de casi medio siglo como pilar de la vida nocturna queer de Berlín, SchwuZ ha anunciado su cierre definitivo el 1 de noviembre. La noticia supone un momento muy emotivo para la comunidad LGBTQ+ alemana y refleja la creciente crisis que atraviesa la otrora vibrante escena club de la ciudad.

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Thomas Tverskov Kjær
  • 24. oct kl. 20:37
  • 6 minutter

Una despedida llena de gratitud

«Escribir estas palabras nos resulta increíblemente difícil», comenzaba el comunicado de SchwuZ compartido esta semana en las redes sociales. «Lamentablemente, tenemos que anunciar que SchwuZ tendrá que cerrar».

El mensaje confirmó lo que muchos en la vida nocturna de Berlín temían desde hacía tiempo. A pesar de meses de conversaciones con posibles inversores y de grandes esfuerzos para salvar el club, ninguna parte estaba dispuesta o era capaz de hacerse cargo de las operaciones. «Lo intentamos todo, pero al final no fue suficiente», se lee en el comunicado.

El equipo detrás de SchwuZ expresó tanto su tristeza como su gratitud, e invitó a la comunidad a aprovechar al máximo las semanas que quedan. «Reunámonos una vez más para bailar, reír, llorar, compartir recuerdos y celebrar todo lo que hemos creado juntos».

Su último evento, previsto para el 1 de noviembre, será tanto una despedida como una celebración. «Una despedida, pero también un agradecimiento», escribieron. «Gracias a todos los que habéis puesto vuestro corazón y vuestra alma, vuestra creatividad y vuestra perseverancia para hacer posible esta aventura llamada SchwuZ desde 1977».

Una piedra angular del Berlín queer

Fundado en 1977, SchwuZ —abreviatura de SchwulenZentrum («Centro Gay»)— comenzó como un lugar de encuentro político y cultural para el movimiento de liberación gay de Berlín. Lo que comenzó como un espacio seguro para las voces marginadas se convirtió rápidamente en uno de los clubes queer más famosos de Europa.

A lo largo de las décadas, SchwuZ acogió todo tipo de eventos, desde espectáculos de drag queens y conciertos en directo hasta instalaciones artísticas, proyecciones de películas y actos políticos. Su local de 1600 metros cuadrados en Neukölln se convirtió en un laberinto de salas de hormigón y pistas de baile que acogía a miles de visitantes cada semana.

A diferencia de muchos locales nocturnos que atendían a grupos específicos, SchwuZ acogía a todo el espectro de la comunidad LGBTQ+. Se convirtió en un punto de encuentro para gays, lesbianas, personas trans y no binarias, y aliados, y fue famoso por su inclusividad mucho antes de que estuviera de moda.

Para muchos berlineses, SchwuZ era un hogar. No solo ofrecía libertad de expresión, sino también un sentido de pertenencia que moldeó generaciones de identidad queer en la ciudad.

La lucha detrás del cierre

El cierre se produce tras meses de incertidumbre financiera. El club se declaró en quiebra a principios de este año y pidió apoyo a la comunidad en un último intento por sobrevivir. Una campaña de crowdfunding recaudó alrededor de 52 000 euros, pero el objetivo de 300 000 euros, elmínimo necesario para continuar con las operaciones, resultó inalcanzable.

El equipo de SchwuZ también había entablado negociaciones con posibles inversores, con la esperanza de encontrar un socio capaz de mantener el club. Esas conversaciones finalmente fracasaron. «No hay ninguna persona o grupo de personas que esté dispuesto o tenga la capacidad financiera para seguir gestionando SchwuZ en su estado actual», escribió el club.

Las dificultades económicas de SchwuZ forman parte de una crisis más amplia que afecta a la otrora vibrante escena clubber de Berlín. Según la Clubcommission de la ciudad, casi la mitad de los locales de Berlín han considerado cerrar en el próximo año, alegando el aumento de los alquileres, los costes energéticos y los cambios en los hábitos de ocio nocturno.

La cultura de clubes de Berlín, considerada durante mucho tiempo una de las más innovadoras y abiertas del mundo, se enfrenta a una presión sin precedentes. La misma ciudad que se convirtió en un símbolo mundial de libertad y expresión artística está perdiendo ahora algunos de los espacios que la definían.

Una pérdida cultural y emocional

Para la comunidad queer, la pérdida de SchwuZ es más que el cierre de una discoteca. Representa la desaparición de un espacio que proporcionó seguridad, creatividad y conexión durante casi cinco décadas.

En una ciudad que ha visto el auge y la caída de innumerables clubes, SchwuZ destacaba como una institución que equilibraba la celebración con el activismo. Era un lugar donde se daban cita la política, el arte y la sexualidad, donde la cultura queer no solo se toleraba, sino que se celebraba.

Generaciones de artistas, intérpretes y DJ encontraron su voz en los escenarios de SchwuZ. Sus eventos a menudo difuminaban la línea entre la vida nocturna y el arte escénico, entre la protesta y la fiesta.

Esa mezcla de resistencia y alegría es lo que hacía único a SchwuZ. Nunca se trató solo de música o baile, sino de visibilidad, comunidad y la experiencia compartida de ser uno mismo sin complejos.

La vida nocturna bajo presión

La vida nocturna de Berlín siempre ha sido más que entretenimiento. Durante décadas, ha sido una declaración política, un recordatorio vivo de la libertad que surgió de una ciudad dividida. Pero esa libertad se ve ahora puesta a prueba por la realidad económica.

El aumento de los precios inmobiliarios y las regulaciones más estrictas han obligado a muchos locales a cerrar. Los costes energéticos y la inflación han añadido más presión, mientras que el público más joven busca cada vez más tipos diferentes de experiencias sociales.

Incluso locales legendarios como Griessmühle, Watergate y Remise se han enfrentado al cierre o al traslado en los últimos años. En conjunto, estas pérdidas dibujan un panorama preocupante de una ciudad que está perdiendo parte de su corazón cultural.

El anuncio de SchwuZ reconoce esa realidad con honestidad y elegancia. «Lo hemos intentado todo», escribieron. «Pero al final, no ha sido suficiente».

Un último baile

Antes de cerrar sus puertas definitivamente, SchwuZ tiene previsto celebrar su legado con una fiesta final el 1 de noviembre, unevento que el equipo describe como una despedida y un agradecimiento.

«Bailemos, riamos, lloremos y compartamos todos los recuerdos», escribieron. «Para celebrar todo lo que hemos creado juntos».

Para aquellos que han pasado por sus puertas a lo largo de los años, esa noche será un momento profundamente emotivo. No solo marcará el final de uno de los clubes queer más influyentes de Europa, sino que también rendirá homenaje a las innumerables vidas, amores y chispas creativas que encontraron allí su hogar.

Un legado que perdurará

Aunque SchwuZ pronto dejará de existir, su impacto resonará mucho más allá de sus paredes. El club inspiró a generaciones a expresarse libremente y contribuyó a forjar la reputación de Berlín como una ciudad donde la diversidad y la creatividad pueden prosperar.

En muchos sentidos, SchwuZ encarnaba la esencia de la resiliencia queer: la capacidad de crear belleza y conexión incluso en la adversidad. Su cierre sirve para recordar que estos espacios son vitales para el bienestar cultural y emocional.

Mientras la comunidad queer de Berlín se prepara para decir adiós, el mensaje de SchwuZ sigue siendo de amor y gratitud. «Con gratitud y con el corazón encogido, decimos: Cheers Queers, Your SchwuZ».

Durante casi cincuenta años, fue más que una discoteca. Fue una familia.


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